Como comentamos en nuestro artículo del 13 de abril (Hij@s y confinamiento), hemos vivido algo excepcional que no tiene precedente en nuestra historia más reciente. La pandemia mundial de Covid-19 provocó cambios drásticos en nuestro día a día, de manera repentina, de un día para otro, tuvimos que adaptarnos a una situación un tanto peculiar, estar confinados en casa sin saber hasta cuándo y con la incertidumbre de desconocer cómo acabaría la situación.
Hoy, 25 de mayo, tras más de 2 meses de confinamiento y todavía con reglas / horarios para salir a la calle, reflexionamos con un poco de perspectiva para poner foco en lo positivo, para poner foco en los aprendizajes que nos llevamos de esta primavera tan poco previsible y distinta a todas las demás.
1. Resiliencia y adaptabilidad
Tal vez en nuestro día a día no nos habíamos percatado de nuestra gran capacidad a adaptarnos a nuevas situaciones, probablemente porque no lo habíamos necesitado de una manera tan drástica como en estos días. El ser humano posee una gran capacidad de adaptarse y de ser flexible frente a nuevas situaciones y en estos días se ha puesto de manifiesto. Además, también hemos visto la resiliencia de la que disponemos, una fuerte resistencia frente a la adversidad e incluso una capacidad de adaptase en positivo y llevarnos aprendizajes de todo esto.
2. Oportunidades
En este mundo en el que vivimos (cambiante, de prisas, de estrés, de falta de tiempo) las crisis son momentos que indican cambios radicales, para bien o para mal. En parte (y salvando excepciones dramáticas), la actitud mental de la persona que afronta la crisis juega un papel clave.
Como dato curioso, existe un proverbio chino muy interesante: “Tiempo de crisis es tiempo de oportunidad”. Es más, la palabra “crisis” en chino (危机, weiji), se compone de dos caracteres: wēi que se traduce como “peligro” y jī que, entre varias acepciones se traduce como “oportunidad”.
Por tanto, ante una crisis tenemos dos opciones: tener miedo y deprimimos con una mirada de pesimismo frente a la situación, o decidirnos con coraje y optimismo a sacar provecho de las oportunidades que la circunstancia nos otorga.
3. Tiempo para nosotros mismos e introspección
Probablemente nunca habíamos tenido tanto tiempo en nuestro día a día para estar en casa, con nuestra familia y también con nosotros mismos. Tener tiempo para nosotros es imprescindible para poder reflexionar, para hacer un ejercicio de introspección y llegar a saber qué es lo que de verdad nos importa.
Seguro que en estos días hemos aprendido a valorar más los pequeños momentos y detalles, las cosas más sencillas y cuotidianas del día; puede que también hayamos reflexionados sobre cuáles son las prioridades en nuestra vida, sobre quiénes son los buenos amigos que nos rodean, e incluso hayamos desarrollado nuevos hábitos, recursos o maneras de hacer.
4. Detectar cosas / personas que ya han caducado en nuestra vida
Muy relacionado con el anterior punto, ese tiempo de introspección, puede que nos haya abierto la puerta a reformular prioridades vitales y a detectar lo superfluo; puede que hayamos detectado cosas o incluso personas que han caducado en nuestra vida, cosas o personas que nos consumen y nos restan y que por tanto no deberían estar.
Recordad que tiempo de crisis es tiempo de oportunidad, seguro que si estamos atentos podremos incorporar otras cosas, hábitos, pasiones, personas que sí que nos aportan y que queremos que estén en nuestra vida, porque nos dan satisfacción y nos hacen felices.
5. Adiós al individualismo
¿No os parece que esta pandemia nos ha unido más como colectivo? El salir cada día a los balcones a aplaudir, las conversaciones de ventana a ventana con los vecinos, el disfrutar de video-llamadas con familiares y amigos, el respetar los horarios de salida a la calle, y un largo etcétera. Estos son ejemplos de cómo los seres humanos, incluso estando faltos de libertad, hemos mantenido las relaciones e incluso hemos generado nuevas formas de comunicarnos y relacionarnos sin salir de casa.
Esperemos que esta unión se mantenga una vez superada la pandemia, y que sigamos manteniendo esa sinergia de grupo, esa sensación de estar juntos en el mismo barco, estar concienciados de que todos somos importantes y que remando juntos llegaremos más lejos.
6. ¿Una nueva forma de vivir?
Y dicho todo esto, tal vez esta pandemia sea una oportunidad para muchos, para empezar a vivir de una forma distinta, probablemente de una forma más enriquecedora, en la que sintamos más los besos, los abrazos y la naturaleza, en la que seamos más conscientes de nosotros mismos como parte de un colectivo, y valoremos los pequeños detalles del momento que vivimos (del aquí y del ahora) para poder así disfrutar más de nuestra experiencia en este mundo.
Tras estas reflexiones, es importante contar con un anclaje para que, sobre todo, no nos olvidemos de lo aprendido. Aprovechemos para disfrutar del día a día, para dejar de ser tan estrictos con nosotros mismos, dejar de tener una vida tan pautada y estructurada, a expensas del improvisar, del desenfado y del vivir nuevas sensaciones del día a día.
Te invitamos a ser propietario de las riendas de tu vida y aprovechar esta oportunidad para ser consciente de lo que realmente es importante y transmitirlo a los pequeños de la familia.
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